Desde hace casi doscientos años, en México, se ha dado en llamar a septiembre “Mes de la Patria ”; efectivamente lo es. Un mes de regocijo, de fiesta, de banderas tricolores, de desfile militar, y de vacaciones. En este mes hay cuatro fechas principales: Una, de heroísmo, el 13; otra inventada, porque no sucedió nada extraordinario, el 15; otra más, de destrucción, de sangre y muerte, el 16, y finalmente la de Libertad e Independencia nacionales, el 27 de septiembre de 1821.
El 13 de septiembre de 1847. Una sección del ejército invasor yanqui, tomó el castillo de Chapultepec en las afueras de la capital de México, defendido por los jefes y alumnos del Colegio Militar, al mando de los generales Nicolás Bravo y José Mariano Monterde.
Cayeron muertos por las balas enemigas seis jóvenes adolescentes aún: Juan de la Barrera , Vicente Suárez, Agustín Melgar, Francisco Márquez, Juan Escutia y Fernando Montes de Oca. Héroes sin mancha, como algún poeta ha escrito. Defendieron a México por patriotismo puro sin estar comprometidos con algún partido político. Otros tres alumnos quedaron heridos de gravedad: Andrés Mellado, José Hilario Pérez de León Cárdenas y Agustín Romero.
Fueron apresados once jefes y dos compañías de alumnos, de 20 y 25 combatientes cada una.
El 15 de septiembre de 1847. . Fue el día de la mayor ignominia para la nación; el general en jefe de las tropas yanquis invasoras, dio la orden de arriar la bandera mexicana del mástil superior del Palacio Nacional y colocar, en su lugar, la bandera de las barras y las estrellas donde permaneció por lapso de un año. Día de duelo, a menos que el Partido Liberal quisiera celebrar esta fecha como “Fiesta Nacional”.
El 15 de septiembre de 1810. Nada extraordinario sucedió, salvo el plan apresurado de iniciar la Revolución al día siguiente. En la madrugada del 16, Hidalgo, sigilosamente puso presos a los europeos ricos de la villa de Dolores y armó la los criminales detenidos en la cárcel.
El 16 de septiembre de 1810. Entre las 5 y 6 horas de la mañana, el cura Hidalgo mandó sonar el esquilón de la Iglesia de San José en su parroquia de Dolores, llamando a Misa. Y en compañía de los curas Gabriel Gutiérrez y Mariano Baeza, arengó a la población mas ínfima, repartiendo monedas de plata, se hizo de un estandarte con la imagen de la Santísima Virgen María con el que arrastraba a las masas y se protegía de cualquier ataque.
Miguel Hidalgo y Costilla no ideo ni comenzó la Revolución de 1810 por su cuenta, ni tampoco lo hicieron los militares que se le fueron agregando en los 11 meses que duró su insurgencia. Todos ellos pertenecían al Partido Liberal internacionalista cuya sede o cabeza estaba en la ciudad de Charleston, Carolina del sur, USA., desde el año de 1804, de ahí recibieron las órdenes de ejecutar el “Plan de Independencia”. Perfectamente estructurado, por ideólogos yanquis y franceses, agnósticos y protestantes, este proyecto fue ideado para destrozar el Reino de la Nueva España , separarlo de la Corona española y apoderarse de sus territorios y riquezas. Atacando, de paso, a la Iglesia Católica para preparar las futuras “Leyes de Reforma” de 1857. Hidalgo no fue patriota ni inició ninguna Independencia.
El 27 de septiembre de 1821. Entró en la ciudad de México el Ejército Trigarante al mando del Gral. Agustín de Iturbide, después de 11 años de guerra civil entre novohispanos. Ese día fue la fecha de gloria nacional, pues la patria mexicana nacía como estado independiente, monarquía católica resultado de “Los Tratados de Córdoba”. Las Tres Garantías reconocían la RELIGIÓN católica como religión del pueblo mexicano, la INDEPENDENCIA de cualquier otra potencia y la UNIÓN de todos sus habitantes.
El 19 de julio de 1824, el Partido Liberal asesinó a:
AGUSTÍN DE ITURBIDE: EL PADRE DE LA PATRIA.
Luis G. Pérez de León Rivero.
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