ROMA, 25 Oct. 2005
La diócesis italiana de Livorno, en el norte del país, rindió recientemente un homenaje a una de las figuras más importantes de la historia de México, el prócer católico Agustín de Iturbide.
El evento, organizado por el Obispo de Livorno, Mons. Diego Coletti, recuerda el paso del prócer por la diócesis, donde vivió desterrado hasta que decidió retornar a su tierra natal, donde murió fusilado luego de ser vilmente acusado de “traidor” por la poderosa masonería local.
La celebración, realizada en el Santuario de Montenero –donde Iturbide acudiera tantas veces a orar durante su destierro– contó con la presencia del Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo de Guadalajara (México), quien durante el acto de develación de una placa en memoria del héroe mexicano destacó su lealtad como católico y mexicano.
“Es bastante extraño que se haga memoria de Agustín de Iturbide fuera de México”, especialmente porque “en su patria se le tiene oficialmente olvidado y está ausente en nombres de calles, monumentos y plazas; cuando en los libros de historia se hace alguna escurridiza mención de él, es para denigrarlo”, destacó el Purpurado durante su intervención en el acto de homenaje.
“Agustín de Iturbide –explicó el Cardenal Sandoval– sigue siendo víctima de las ideologías en pugna y de los sistemas políticos derivantes”.
Luego de recordar que fue Iturbide quien consumó la independencia el 27 de septiembre de 1821, el Purpurado destacó cómo los liberales intransigentes lo declararon “traidor y fuera de la ley”; y así tras su retorno a México fue fusilado por un oficial de ínfimo rango.
“Su muerte es un pecado nacional que todos los mexicanos llevamos como una herida oculta en nuestra conciencia histórica, pecado del cual la minoría que ha gobernado a nuestro pueblo no parece haberse arrepentido todavía, pues se ha negado de manera contumaz a reconocerle como el ‘Consumador de la Independencia’ y a darle el lugar que merece en nuestra historia nacional”, dijo el Purpurado.
“La historia la escriben los vencedores, por eso a él se le ha borrado de la historia. Resulta pues muy significativo que hoy y aquí a miles de kilómetros de México se lo recuerde”, concluyó.
El Cardenal finalmente develó una placa conmemorativa que dice, en italiano y español: “A Agustín de Iturbide, Hijo fiel de México y de la Iglesia Católica, quien promovió y llevó a cumplimiento la independencia de México por fidelidad a su conciencia de católico llegó exiliado a Livorno en el año de 1823. La Ciudad y la Diócesis de Livorno y la Iglesia de México lo recuerdan y le honran cono un hombre que supo luchar y morir por su Patria y por su Fe”.
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