viernes, 9 de julio de 2010

Los origenes de Mesoamérica

En el mundo se conocen solo seis lugares donde se origino la civilización. En Egipto, Mesopotamia, China e India, donde las ciudades crecieron a la orilla de los grandes ríos; en Mesoamérica y los Andes, se fundaron en las regiones montañosas. Mesoamérica se extendía desde Sinaloa y Zacatecas, en México, hasta Centroamérica. En un área compleja y montañosa donde se dan los climas y paisajes, de modo que la variedad de recursos es enorme. Además los valles son tierras fértiles y agua abundante son numerosos y dieron sustento a una gran cantidad de personas.

Las diferentes regiones de Mesoamérica intercambiaban sus productos típicos; así, el contacto entre las diversas facilitó la difusión de ideas y los descubrimientos. Como resultado de lo anterior, todos los pueblos de Mesoamérica compartieron creencias y costumbres parecidas acerca de la religión, la política y la organización social. Durante milenios el hombre americano tuvo que sortear grandes dificultades para alcanzar la civilización. Cuarenta Mil años atrás en la edad Glacial, el hombre cruzo el estrecho de Bering y colonizó el continente americano. La retirada de las glaciaciones dio origen a un nuevo clima con una estación lluviosa y otra de sequía, por lo que los grupos humanos tuvieron que adaptarse: basaron su alimentación en frutos, hierbas y semillas, seleccionaron las plantas más productivas y finalmente lograron domesticarlas. Para sobrevivir, el hombre construyó sus casa cerca de los plantíos; así surgieron las primeras aldeas, donde se desarrollo la alfarería, el comercio, la vida en comunidad, la política y la religión.



Las primeras civilizaciones de México

La historia del México prehispánico en tres grandes épocas el preclásico, el clásico y posclásico. El periodo preclásico o formativo duro desde 1600 a.C. hasta los inicios de nuestra era; en ese tiempo, la geste que vivía en aldeas y pueblos comenzó a construir los primeros templos para adorar a los dioses. El periodo clásico (del año 0 al 900 d.C.) fue la época de las primeras ciudades, durante el cual aparecieron la escritura jeróglifica, los mercados, los palacios, los ejércitos y la administración pública; entonces florecieron la religión y las artes en todo Mesoamérica. Tikal y Copán, Palenque, Calakmul y muchas otras ciudades surgieron en medio de las selvas mayas en sus monumentos quedó plasmada la historia de sus gobernantes:

su nacimineto, su ascenso al trono, sus matrimonios y sus hazañas guerreras. en le centro de México la gran metópoli de Teotihuacan dominó sin rivales. Sacerdotes, guerreros, artesanos y comerciantes fueron la base de su poder. En el Golfo de México, en sitios como El Tajín, Remojadas y otros, se desarrollo una cultura particulas conocida por sus caritas de barro sonrientes y por las extrañas esculturas que representaban yugos, palmas y hachas. En Oaxaca; Monte Albán fue el sitio más poderoso de la religión; sus conquistas se extendieron por todo el estado y llegó a tener colonias de artesanos en la misma ciudad de Teotihuacan. Entre los años 700 y 900 d.C., el Mundo clásico se derrumbó: Teotihuacan fue abandonada y las ciudades mayas tragadas por la selva. los sobrevivientes de las antiguas ciudades se reorganizaron, crearon nuevos reinos y conquistaron nuevos imperios. Esta nueva época de esplendor, conocida como la época posclásica, fue interrumpida por la llegada de los españoles.



La época de los imperios

Nadie sabe con seguridad cuales fueron las causas que motivaron la caida de Teotihuacan o el colapso de las antiguas ciudades mayas, pero el hecho es que después de 900 d.C. el mundo mesoamericano comenzó a reorganizarse bajo nuevas reglas. Fue una época de inestabilidad general; surgían pequeñas ciudades que se volvían poderosas por algun tiempo, luego desaparecían al ser conquistada por nuevos reinos. Las nuevas poblaciones se ubicaron entonces en lugares de fácil defensa, contruyeron fosos y murallas alrededor de sus casas y templos, y en lo alto de las montañas levantaron fortalezas. Desde Yucatán hasta Sinaloa aparecieron imágenes de guerreros relacionadas al culto de Quetzalcóatl-Kukulkán;

procesiones de soldados y batallas adornando los palacios de Tula, Chichen Itzá y Cacaxtla, y las representaciones de sascrificios humanos se volvieron más comunes. Una nueva ideología se difundío por todas partes. De acuerdo con ella, la guerra y el sacrificio eran necesarios para mantener el sol en si lucha diaria contra las fuerzas de la oscuridad y la noche, mientras que los caballeros águila y los caballeros tigre luchaban sin tregua para asegurar el movimiento de los astros. En estos tiempos difíciles, se formaron los imperios que después dominarían grna parte de Mesoamérica, el tolteca, el tarasco y el azteca; en sus orgullosas capitales prosperaron las artes -como la orfebrería y la pintura de códices- y se establecieron escuelas dónde enseñaban historia, religión, artes guerreras, canto y administración pública. Mientras los pueblos conquistados trabajaban la tierra y pagaban tributos para mantener el esplendor de las nuevas metrópolis.



Los pueblos indígenas a la llegada de los españoles

Cuando los conquistadores entreraon en la antigua Tenochtitlán, quedaron tan asombrados que creyeron estar viendo visiones. en medio de una laguna se había construido una ciudad mayorr que cualquier otra contemporánea de Europa, enormes templos se levantaban sobre el agua como un gran espajismo. Moctezuma, el gobernante mexica, tenía millones de subditos a sus ordenes y de sus vastos dominios llegaban los productos más variados al gran Mercado de Tlatelolco, quizá el mas grande del mundo de su época. Templos, canales, calzadas, palacios y jardines embellecían la capital azteca.

En el territorio de Mesoamérica vivían muchos pueblos con lenguas y costumbres distintas: mayas, zapotecos, mixtecos, huastecos, totonacos, tlaxcaltecas, chiapas, etc., organizados en cientos de pequeños reinos que comprendían apenas una ciudad capital y algunas ciudades menores. Los pueblos indígenas crearon una civilización oriiginal que logró grandes avances en la medicina, las matématicas, la ingeniería, las artes y la astronomía. Detras de la riqueza y el esplendor, estaban las guerras constantes, los sacrificios de prisioneros, y el odio latente de los pueblos sojuzgados que conquistados y sometidos por los grandes imperios guerreros, ansiaban sacudirse el yugo que se les había impuesto. También los señorios independientes sufrían el constnate acoso de los ejercitos aztecas. A la llegada de los españoles varios reinos indígenas tenían en mente la misma idea que los conquistadores: vencer a Tenochtitlán, su principal enemigo. 


 

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